Martian Encounter

Experimentar con el estilo es un hecho inherente a la creación artística. Lo atisbamos en la música; lo vemos en el género Dub, estilo experimental que se comenzó a grabar en la Cara B de los discos de vinilo reggae. Ejemplo de ello es la cara B, Martian Encounter , del disco Destroy the invaders.

Usar este símil no es aleatorio. Pablo Castañeda y José Carlos Naranjo son dos artistas con nada y mucho en común, pero sí estamos de acuerdo en que la experimentación forma parte indiscutible de sus trabajos.

Un encuentro marciano que comienza en Londres, lugar donde desarrollan su obra, donde viven y se impregnan de la efervescencia artística y cultural de la ciudad. Una destrucción de los invasores porque viven el Brexit y vuelven de su temprano exilio a sus tierras de origen, donde experimentan un reencuentro con lo local, ahora con una visión algo foránea; encuentro entre dos formas distintas de entender la pintura, pero que comparten algunos aspectos formales y conceptuales. La pintura como interfaz en cuya superficie se dan cita lo representado y lo tangible, una estratificación de la pintura, tanto en capas físicas en el uso de collages de José Carlos Naranjo o la superposición de varias láminas de pintura de Pablo Castañeda jugando con las transparencias: como visuales, ambos refieren a la relación entre la pintura y la pantalla, empleando recortes que recuerdan a las ventanas emergentes.

Así, además, los dos artistas relacionan la pintura y la ventana (digital, arquitectónica y conceptual) como interfaces entre espacios, como encuentros entre el interior y el exterior. Tanto Castañeda como Naranjo usan fotografías que encuentran, sean apropiadas o extraídas de internet, de álbumes, de sus propios móviles…, recreando una combinación de fragmentos de distintas imágenes y recontextualizándolas, apropiándose del sentido mismo de la imagen para crear un universo propio y personal.

Interior versus exterior
Imágenes transformadoras de la expresión plástica
Ir o volver
Encuentros marcianos
Cara A cara B (DUB)
Paisaje?

La práctica artística de Pablo Castañeda se articula en torno a las intersecciones y divergencias existentes entre la imagen pictórica y la imagen digital.

Este interés se materializa mediante la creación de láminas de pintura acrílica que, carentes de los soportes y texturas tradicionales, difuminan los límites entre representación y presentación de la imagen pintada.

En algunas de sus propuestas recientes, el énfasis en los aspectos formales y el juego con la materia deriva hasta prescindir de la imagen representada. Así, es la propia presencia de la pintura la que acapara el interés, aludiendo al concepto imagen a través de recursos como los cambios de color, los degradados o la aparición de zonas transparentes que actúan a modo de ventanas o pantallas.

Sin embargo, estos recursos aparecen normalmente combinados con fragmentos de imágenes más o menos reconocibles, de forma que el equilibrio entre presencia y representación no suele llegar a romperse en favor de una u otra. De esta manera, su pintura puede ser entendida simultáneamente como objeto, proceso, rastro, imagen y sujeto.

Por su parte, José Carlos Naranjo articula su trabajo artístico en el cómo situar la pintura en el soporte. La repetición con variaciones de una combinación de colores, unas manchas de forma más o menos orgánica, una estructura que puede funcionar como hilo conductor a lo largo de su discurso como pintor en el tiempo, deformaciones del papel y transformaciones del mismo con grapas.

Llama la atención la relación entre algunos elementos que usa en sus pinturas y los espacios de donde los extrae, con elementos de la escritura y pintura callejera que transformas en recursos pictóricos en los soportes, o con cómo hace referencia a otros espacios o ámbitos de trabajo con los títulos de sus exposiciones, que podrían sugerir un tema de fondo en su práctica. Como el guiño al uso de la pintura para coches en su anterior “Chapa y pintura”.

Obra en exposición